lunes, 31 de agosto de 2009

"El culto al cuerpo y otras menudencias" por Catalina Zentner



Era la época gloriosa de las vedettes. Aquellas de cuerpo escultural sin aditamentos plásticos que con su sola presencia producían una sensación compleja tanto en hombres como mujeres: encanto y seducción, jamás rechazo.

Nélida Roca, reina entre reinas. Nélida Lobato, esplendorosa. Zulma Faiad, bella y sensual. ¿Y quién no recuerda a la Coca Sarli y sus ardientes películas que se exhibían en cines especiales? Hoy no hacen ruborizar ni al más timorato. Pero se constituyen en íconos de belleza que permanecen en la memoria de los mayorcitos, los que aprecian una buena distribución de masa corporal alejada de la flacura impuesta por la alta moda.

Ante el alud de modelos devenidas en vedetongas siliconadas, uno no puede menos que hurgar en la memoria y a riesgo de caer en el lugar común de que “todo tiempo pasado fue mejor”, no existen dudas de que los cánones de belleza han dado un vuelco que ha influido en miles de mujeres con el consiguiente aumento de patologías tales como la anorexia.

Cierto aire fresco, sin embargo, se filtra a partir de una noticia debidamente ilustrada con fotos que muestran a una modelo llamada Lizzie Miller en una revista de modas, exhibiendo radiante y orgullosa su desnudez provista de rollitos propios de su contextura física: 1,80 m. de altura y 81 kilos de peso. Ante el éxito de la publicación se produjo un revuelo sobre la necesidad de volver a las fuentes y no determinar un modelo del que estamos excluidas la mayoría de las mujeres, sobre todo las mayores de cuarenta.

Si nos proponemos un cambio de mentalidad, este es el momento.

¡Que unos kilos demás no sean causa de desventuras, enfermedades o depresiones!

Todas podemos optar por prendas clásicas, favorecedoras, acordes a nuestra personalidad. La mujer argentina, no desdeña los placeres de la buena mesa y sabe que todos los extremos son malos. Ni gordura excesiva, ni flacura que espante. Un término medio, naturalidad y ser fiel a una misma.

Que nazca una Lizzie Miller en nuestros corazones. Y que aprendamos a aceptarnos, querernos y valorarnos con nuestras debilidades y fortalezas. Sin siliconas y sintiéndonos capaces de ocupar el sitio que nos propongamos alcanzar por nuestros propios méritos, al natural con o sin rollitos indiscretos.

Publicado por © Catalina Zentner
Argentina-Israel

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora y siempre, lo verdaderamente importante será la belleza interior. Un beso, amiga.

Unknown dijo...

Eso es, como Lizzie Mileer, quéramonos, abrazos Julia

http://elblogderegina2.blogspot.com (rastros y fotos)