Johanna Spyri (Hirzel, 12 de junio de 1827 - Zúrich, 7 de julio de 1901) fue una escritora suiza. Su nombre de soltera era Johanna Louise Heusser. Es conocida mundialmente por su novela infantil “Heidi”.
"Desde la risueña y antigua ciudad de Maienfeld parte un sendero que, entre verdes campos y tupidos bosques, llega hasta el pie de los Alpes majestuosos, que dominan aquella parte del valle. Desde allí, el sendero empieza a subir hasta la cima de las montañas a través de prados de pastos y olorosas hierbas que abundan en tan elevadas tierras".
Con esta poética descripción, comienza la más famosa de las obras de esta autora, que ha hecho las delicias de todos los niños del mundo durante varias generaciones: Heidi.
Johanna Spyri nació en Suiza como Johanna Louise Heusser, el 12 de junio de 1827, en la aldea de Hirzel, en las alturas, a unos 11 km de Zúrich. Hirzel es un pequeño poblado emplazado en la verde falda de una colina. Para llegar hasta allí hay que atravesar extensos bosques de pinos; cuando estos terminan, el sendero está bordeado por árboles frutales. En la aldea hay flores por doquier, las casas son pequeñas y confortables, teniendo la mayoría de ellas una huerta y también jardín.
Johanna fue la cuarta hija del matrimonio formado por el Dr. Johann Heusser y la poetisa Meta Sebweizer. Su casa blanca, que aún se conserva, esta ubicada en las afueras de Hirzel, justo cuando el terreno comienza a ascender la montaña verde. Desde la ventana del piso superior, se obtiene una vista de los pinos y del Lago de Zürich. Johanna fue una niña sensible, con enorme amor por la música, las aves y las flores de los campos alpinos y de los bosques cercanos a su hogar.
La escuela a la cual concurrió primero Johanna, y luego sus hermanos, había sido un granero en medio de un sembradío. Seguramente su primer maestro debió haber sido muy poco hábil para confundir su timidez con holgazanería, humillándola constantemente ante toda la clase. El resultado fue que la sacó de allí y la envió a la otra escuela de la aldea, que funcionaba en casa del pastor de la villa.
A los 14 años, Johanna fue a vivir a Zúrich a la casa de una tía, y allí asistió durante dos períodos lectivos a clases de idiomas extranjeros contemporáneos, al mismo tiempo que tomó lecciones de piano. Luego pasó un año en un internado de la ciudad de la Suiza francófona, Yverdon.
Su afición musical siempre fue evidente. Le gustaba mucho el piano, hasta que escuchó el sonido del arpa. Un día, cuando ella y su amiga Netti Fries caminaban por las calles de la ciudad, vieron un arpa en el escaparate de una tienda musical. Decidieron comprarla pero no tenían el dinero suficiente. Sacrificaron entonces sus ahorros, juntaron el dinero de ambas e hicieron la compra. Como no se decidían en cual de las casas quedaría guardada el arpa, llegaron a un acuerdo: la intercambiarían cada dos semanas. Así fue que Johanna cumplió uno de sus más grandes sueños: aprender ese difícil pero bello instrumento de cuerdas.
Durante siete años, entre 1845 y 1852, Johanna se transformó en maestra de sus hermanas menores, aprovechando el tiempo libre para hacer lecturas que fueron enriqueciendo su capital intelectual y espiritual. En las épocas de vacaciones, su afinidad con la naturaleza la llevaba hacia la región de Chur, escenario que luego sería trasladado como la principal escenografía de la acción de Heidi.
En 1852, su vida cambió radicalmente. Su hermano Theodor, estudiante de medicina, tenía un amigo estudiante de derecho, Bernard Spyri, quien desarrollaba también las tareas de editor del diario Confederated Newspaper. En una oportunidad, cuando Bernard visitó a Theodor, conoció a Johanna, se enamoró de ella y terminaron casándose, radicándose definitivamente en Zúrich.
Para ocupar el tiempo que le quedaba libre y para no sentirse tan sola, sobre todo porque sentía mucha nostalgia de sus lugares, Johanna comenzó a participar, junto con dos amigas, en un grupo artístico y literario. No obstante estas distracciones, su espíritu iba decayendo hasta sumirse en una honda depresión y un sentimiento de soledad superlativo que la hicieron sentirse realmente enferma. Esta vivencia sería trasladada luego a la historia de Heidi, cuando la niña debe dejar Suiza para vivir en Frankfurt, lejos del aire puro y del sonido del viento entre las hojas de los pinos. Sólo pudo superar esta dolencia cuando nació su hijo, Bernhard, en 1855.
A partir de 1868, el Sr. Spyri fue nombrado contador de la ciudad. Debido a las nuevas obligaciones y a tener que frecuentar otros círculos sociales, el matrimonio se mudó a una casa en el centro de Zúrich, cercana al lago. Su hijo, a la vez, avanzaba en sus estudios musicales y llegó a ser un buen violinista, ejecutando dúos con su madre al piano. Es durante esta época que Johanna comenzó a escribir con intensidad, con el objeto de recaudar fondos para la Cruz Roja Internacional, y su primer libro “Una hoja en la tumba de Vrony”, ve la luz en 1871, firmada sólo con las iniciales J.S. En 1870, cuando Johanna tenía 43 años, mientras Europa soportaba la Guerra Franco-Prusiana, con la intención de hacerle pasar momentos gratos a su hijo, su pluma abordó con pasión los propios recuerdos infantiles, que fueron plasmándose con maestría infinita en la vida de la niña huérfana que va a vivir a las montañas con su abuelo. Había nacido “Heidi”, que sería publicado diez años más tarde, en 1880, ya con el nombre de su autora, de ahí en más: Johanna Spyri.
Entre 1872 y 1873, continúa produciendo obras narrativas, enlazadas por un tema en común: las felices vivencias del pasado, de la infancia y adolescencia, ensambladas en el proceso del cambio interior que el presente ocasionaba.
A partir de 1879 comienza el período más productivo en la narrativa de Johanna, escribiendo veinte libros en cinco años, período que corresponde a la publicación de Heidi.
1884 es un año que la marcaría para siempre, pues fallecen primero su hijo, aquejado de una larga enfermedad, y luego su esposo y compañero, quedando sola en la vida. Decide mudarse de casa, consigue una vivienda más céntrica, y una sobrinita va a vivir con ella para que no se sintiera completamente sola. A partir de entonces Johanna hace muchas obras de caridad y escribe para deleitar a su sobrina, tal como había hecho con su hijo tres lustros atrás.
Viuda a los 53 años, Johanna Spyri vivió serenamente en Zúrich, escribiendo muchos cuentos sobre los niños que viven en las montañas, con sus costumbres y sus juguetes que ellos mismos fabricaban, y su continuo diálogo con los animales y los paisajes del entorno. Así, en los últimos años de su vida, entre 1886 y 1901, escribió cuarenta y ocho cuentos, tomando vacaciones durante los primeros meses del nuevo siglo pues su agotamiento era muy grande. Se trasladó entonces a distintos puntos de los Alpes suizos, llegando también al norte de Italia, e incursionando por el Lago de Ginebra.
Esos relatos comenzaron a adquirir fama en el mundo exterior, Johanna empezó a hacerse muy conocida y el requerimiento de los críticos, editores y gente de letras era permanente, por lo cual la autora de Heidi evadió cada vez más el contacto con el público. Deseaba sinceramente evitarlo, porque prefería "no exponer los aspectos más íntimos y profundos de su alma ante los ojos humanos”.
Falleció en Zúrich, el 7 de julio de 1901.
Suiza siente verdadero orgullo de Johanna Spyri y su obra, y las ha homenajeado en múltiples oportunidades en sellos postales y moneda. Evidentemente, “Heidi” resultó a todas luces más famosa que su creadora ya que es, sin lugar a dudas, uno de los personajes más conocidos de la literatura suiza en general y de la literatura infantil en particular. No sólo es una figura literaria, un personaje de ficción, sino que es la encarnación alegórica de la sociedad suiza pues representa a la naturaleza intacta de los Alpes con sus praderas, montañas y paisajes idílicos.
Además de "Heidi", otros libros de la autora son: "Grittli ", "Jörli", "La pequeña salvaje", "El lago de los ensueños", "Luisita", "Sin Patria", "Heimatlos", "Sina" y "Verirrt und Gefunden".
© Alberto Peyrano
Publicado también en Wikipedia y en la Revista Estrellas Poéticas Año II Nº 11, setiembre 2006
Publicado por © Alberto Peyrano
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