El 12 de junio de 2009 se cumplen 80 años del nacimiento de Ana Frank. Para conmemorarlo, se han organizado distintas actividades. Así, las productoras NOS y NPS realizarán un programa especial en vivo sobre Ana Frank, que se transmitirá el 12 de junio de 20.25 a 21.55 por la cadena Nederland 2. También se llevará a cabo una exposición de fotografía en la Casa de Ana Frank. A partir del 12 de junio podrá visitarse en el museo una exposición de fotografía que contiene fotos conocidas y no tan conocidas de Ana y su familia.
Pero las actividades se extenderán también fuera de Holanda. En todo el mundo se están desarrollando eventos en torno al 80° aniversario del nacimiento de Ana, tales como inauguraciones de la exposición sobre Ana Frank, representaciones teatrales, recitales y otros. A partir del 12 de junio podrá visitarse en el Centro para la Memoria, de Westerbork (Holanda), la exposición «Ana Frank – una historia vigente». La inauguración estará a cargo de Rose Deliema, que conoció a Ana Frank en Westerbork.
LA TRAGEDIA DE LOS FRANK
Annelies Marie Frank (Anna Frank) nació el 12 de junio de 1929 en Frankfurt (Alemania). Fue la segunda hija del matrimonio Otto Frank - Edith Holländer. Su hermana Margot tenía entonces tres años. Tanto los Frank como los Holländer eran familias judías que llevaban varios siglos residiendo en Alemania. El padre de Ana trabaja en el banco de la familia; la madre era ama de casa. Para las niñas, era una época feliz. En el barrio donde vivían había muchos niños para jugar. Sin embargo, sus padres estaban preocupados. Adolf Hitler y su partido culpaban a los judíos de los problemas sociales y económicos, convirtiéndolos en chivos expiatorios. El antisemitismo en Alemania aumentaba. A principios de 1933 llegó al poder el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). Su jefe, Adolf Hitler, fue nombrado canciller del Reich. Al poco tiempo comenzó a discriminar a los judíos. Alemania dejó de ser una democracia y se conviertió en una dictadura, donde los padres de Ana ya no se sentían seguros. Además, debido a la crisis económica mundial, el banco de Otto Frank atravesaba dificultades.
Otto y Edith Frank decidieron abandonar el país. Otto se traslada a Holanda en el verano de 1933 y encuentra la oportunidad de establecer en Amsterdam una empresa para la venta de Opekta, producto utilizado en la elaboración casera de mermeladas. Ana y Margot se instalan temporalmente en Aquisgrán, en casa de su abuela materna mientras su madre viaja a menudo a Amsterdam para buscar casa.
En noviembre, la madre de Ana encuentra una bonita vivienda en la plaza Merwedeplein, en un barrio nuevo de la ciudad. Mientras Margot viaja a Amsterdam en diciembre, Ana no lo hace hasta febrero de 1934. La envían a una escuela Montessori, y a Margot a una escuela primaria pública. Entablan amistad con sus compañeritos y aprenden muy rápido el holandés. Los Frank se sienten libres y seguros, hasta que el 10 de mayo de 1940 el ejército alemán invade Holanda y el país queda ocupado por los nazis. Comienza así la discriminación de los judíos: ya no pueden poseer empresas propias, se obliga a los niños a asistir a escuelas judías, todos deben llevar una estrella que los identifique, y muchas medidas más. Incluso circulan rumores de que los enviarán a Alemania.
El 12 de junio de 1942, Ana Frank cumplía trece años y le regalan un diario. Es su mejor presente. Comienza a escribir en él enseguida: «Espero poder confiártelo todo (...) y espero que seas para mí un gran apoyo».
Los rumores de que a los judíos los mandan a Alemania se confirman. El 5 de julio de 1942, Margot Frank y otros mil judíos de Amsterdam reciben una citación. Los nazis pretenden enviarlos a Alemania, a un campo de trabajos forzados. Si Margot no se presenta, detendrán a toda la familia. Mientras, como los padres de Ana ya esperaban esto, habían acondicionado un escondite secreto, no sólo para su propia familia, sino también para Hermann van Pels, su mujer Auguste y su hijo Peter (Hermann van Pels es codirector de la empresa de Otto Frank).
Los Frank deciden instalarse en su refugio al día siguiente. Se llevan consigo varias bolsas repletas de cosas. Naturalmente, Ana se lleva su diario. Más adelante, al recordar ese momento, escribirá en él: «La época despreocupada en que iba a la escuela ya nunca volverá».
El refugio se encuentra en una parte desocupada de la empresa de Otto Frank. Mientras que ésta sigue funcionando normalmente en la parte delantera del edificio, todos se hallan en la parte trasera, en la «casa de atrás». No tardarán en disimular la entrada a este sector mediante una estantería giratoria. Los ocupantes del escondite cuentan con la ayuda de cuatro empleados de Otto Frank: Miep Gies, Johannes Kleiman, Victor Kugler y Bep Voskuijl. Ellos les procuran alimentos, ropa, libros y muchas cosas más. Además, los mantienen al corriente de las últimas noticias que llegan de la ciudad, malas noticias por lo general, pues por todas partes se organizan redadas para detener a los judíos que hacen caso omiso de las citaciones. Los protectores suelen callar algunos detalles, para evitar que los escondidos se sientan temerosos y angustiados. El refugio es relativamente amplio. Los Frank viven en dos habitaciones de la primera planta, los Van Pels en dos cuartos de la segunda. La habitación de Hermann y Auguste van Pels hace las veces de sala de estar y comedor común. A través del pequeño cuarto de Peter, los escondidos llegan al desván donde se guardan las provisiones.
En noviembre de 1942 llega al refugio un octavo habitante: Fritz Pfeffer, conocido de los Frank y los Van Pels. A partir de ese momento, Margot Frank pasa a dormir en la habitación de sus padres y Ana Frank y Fritz Pfeffer comparten el pequeño cuarto contiguo. Al principio, Ana considera que su nuevo compañero de cuarto es «una persona muy agradable». Todos permanecen encerrados las 24 horas del día. Cuando hay gente trabajando en el almacén de la planta baja, deben guardar silencio absoluto. Durante el día, tienen que evitar en lo posible tirar de la cadena del inodoro, ya que las tuberías del desagüe pasan por el almacén.
Matan el tiempo leyendo y estudiando. Naturalmente, siguen muy de cerca las noticias. Pero las reducidas dimensiones del refugio y el temor a ser descubiertos crean muchas tensiones que dan lugar a frecuentes disputas entre ellos. Para desahogarse, Ana Frank escribe en su diario lo más a menudo posible: «Lo mejor de todo es que lo que pienso y siento, al menos puedo apuntarlo: si no, me asfixiaría completamente». Durante la pausa del mediodía, cuando el personal del almacén se retira a comer a su casa, los protectores almuerzan a menudo con los habitantes de la casa de atrás. Comentan la situación en la ciudad, donde se realizan numerosas redadas. A los judíos que no se han presentado voluntariamente los detienen y los envían al campo de concentración de Westerbork, desde donde parte casi todas las semanas un tren rumbo al Este de Europa. Según creen, allí matan a todos. Ana escribe en su diario: «Nosotros suponemos que a la mayoría los matan. La radio inglesa dice que lo hacen en cámaras de gas, quizá sea la forma más rápida de morir. Estoy tan confusa...».
Cuando llevan casi dos años viviendo en el refugio, llega la fabulosa noticia que se ha producido un gran desembarco de tropas aliadas en las playas de Normandía. ¿Liberarán rápidamente a los países ocupados de Europa? Ana espera poder volver a clase en septiembre u octubre.
El viernes 4 de agosto de 1944 se presenta como un día cualquiera. En la casa de delante trabajan los protectores; en el refugio, se realizan las tareas habituales en silencio. De pronto, un coche se detiene frente a Prinsengracht 263. Un oficial de la SS y tres policías holandeses bajan de un salto y entran en el edificio. Se dirigen en línea recta a las oficinas y obligan a Victor Kugler a que los conduzca al refugio. Alguien ha delatado a los escondidos. Éstos y los dos hombres que los han protegido son detenidos y conducidos a una cárcel alemana para un interrogatorio. Los protectores serán trasladados luego a otra cárcel. Miep Gies y Bep Voskuijl se quedan en Prinsengracht, poniendo a buen recaudo los papeles de los diarios de Ana. El 8 de agosto de 1944, los ocho habitantes de “la casa de atrás” son trasladados en un tren de pasajeros a la localidad holandesa de Westerbork, donde van a parar a unos barracones de castigo por no haberse presentado voluntariamente a la deportación. Durante el día, tienen que desarmar pilas usadas. Es un trabajo sucio e insalubre, pero al menos los prisioneros pueden hablar entre sí.
Desde Westerbork parten regularmente, hacia el Este, trenes con destino desconocido. El 2 de septiembre de 1944 se da a conocer la larga lista de los que deberán partir al día siguiente. En ella figuran los nombres de los ocho habitantes escondidos. En la madrugada del 3 de septiembre de 1944 parte de Westerbork un largo tren de carga. En cada vagón viajan más de setenta personas. Entre los 1019 prisioneros judíos se encuentran los Frank y sus amigos. Después de un terrible viaje de tres días, llegan a Auschwitz-Birkenau.
Una vez allí, en el mismo andén, los hombres son separados de las mujeres. Médicos nazis dividen a los prisioneros en dos grupos: los que, según ellos, todavía pueden trabajar y los que son enviados directamente a la cámara de gas. Los ocho escondidos no son enviados allí todavía, sino que deben realizar trabajos pesados. Al poco tiempo, Hermann van Pels ya no es capaz de hacerlo. Terminará sus días en la cámara de gas.
A finales de octubre de 1944, mientras su madre permanece en Auschwitz-Birkenau, Ana y Margot Frank son trasladadas a Bergen-Belsen. Edith Frank cae enferma y muere de inanición en enero de 1945. Auguste van Pels llega a Bergen-Belsen en otro transporte de prisioneros en noviembre de 1944. En ese campo se reencuentra con Ana y Margot. Permanece poco tiempo allí y fallece probablemente durante un transporte de prisioneros rumbo a Theresienstadt. En marzo de 1945, Ana y Margot Frank mueren de tifus, unas semanas antes de la liberación del campo por el ejército británico.
Otto Frank es liberado en Auschwitz el 27 de enero de 1945. Los nazis abandonan el campo poco antes de la liberación, llevándose a los prisioneros que aún están en condiciones de andar. Entre ellos está Peter van Pels. A finales de enero llega al campo de Mauthausen (Austria), donde los prisioneros deben realizar trabajos pesados. Peter van Pels fallece de inanición el 5 de mayo de 1945.
Tras largas peregrinaciones, Otto Frank regresa a Amsterdam el 3 de junio de 1945. Durante el viaje se entera que su mujer ha muerto en Auschwitz, pero conserva la esperanza de que sus hijas estén aún con vida. En Amsterdam descubre que los cuatro protectores han sobrevivido a la guerra.
Otto Frank hace lo imposible por conocer la suerte que han corrido sus hijas: publica un anuncio en el periódico y habla con supervivientes que regresan de los campos. El 18 de julio de 1945 se entrevista con las hermanas Brilleslijper, testigos de la muerte de Ana y Margot en Bergen-Belsen. Sólo después de unos días, Otto Frank encuentra fuerzas para informar de lo sucedido a su familia. Al enterarse Miep Gies de la triste noticia, le entrega los diarios, cuadernos y hojas sueltas con los apuntes de Ana. Tras la detención, Miep y Bep habían encontrado los diarios de Ana tirados en el suelo de la casa de atrás. Miep los ha conservado todo el tiempo en un cajón de su escritorio.
Otto Frank comienza a leer el diario de su hija. Es toda una revelación, pues se da cuenta de que no la conocía tan bien. En el diario de Ana, Otto lee que ella tenía planes de publicar un libro sobre su encierro en la casa de atrás, después de la guerra. Incluso había reescrito ya gran parte de su diario original. Otto Frank duda al principio, pero finalmente decide concretar el deseo de su hija.
Tras la edición holandesa se publican traducciones en Alemania, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña. Sin embargo, la gran notoriedad que adquiere el diario de Ana Frank se debe sobre todo a su adaptación escénica. Con ocasión del estreno de la obra en Nueva York, Otto Frank escribe una carta dirigida a todos los participantes, en la que explica por qué le resulta imposible asistir. Unos años después, el diario es llevado también al cine.
El número de personas deseosas de ver con sus propios ojos el lugar donde Ana Frank escribió su diario aumenta, pero la casa de atrás está prácticamente en ruinas. Un grupo de vecinos de Amsterdam erigió entonces la Fundación Ana Frank. Su principal objetivo: la conservación del refugio. El 3 de mayo de 1960 se lleva a cabo la inauguración oficial de la Casa de Ana Frank. El escondite secreto se ha convertido en museo. En los años de la posguerra, Otto Frank aboga por los derechos humanos y el respeto. Junto con Fritzi, su segunda esposa, responde a miles de cartas de lectores del diario que le llegan de todo el mundo. Con algunos lectores entablan una nutrida correspondencia. Otto Frank declara al respecto: «Sobre todo los jóvenes me preguntan una y otra vez cómo han podido ocurrir estos hechos tan monstruosos. Yo les contesto lo mejor que puedo, y al final de mis cartas suelo ponerles: "Espero que el libro de Ana pueda inspirarte cuando seas mayor, para que en tu entorno puedas luchar, en la medida de lo posible, por la paz y el acercamiento entre los hombres".
Publicado por © Alberto Peyrano
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