martes, 9 de junio de 2009

ASTRONOMÍA: Betelgeuse se encoge

La estrella supergigante roja Betelgeuse, la novena más brillante del firmamento, ha menguado en los últimos 15 años, sin que los científicos sepan muy bien por qué, según investigadores de la universidad estadounidense de Berkeley. El seguimiento realizado a la estrella durante 3 lustros con el interferómetro espacial infrarrojo (ISI) que Berkeley tiene sobre el monte Wilson en el sur de California indica que Betelgeuse, que es tan grande que en nuestro sistema solar se extendería hasta la órbita de Júpiter, ha sufrido una reducción del 15% en su diámetro desde 1993.

"Observar este cambio resulta asombroso", según el profesor emérito de física Charles Townes, de Berkeley, quien junto con su colega Edward Wishnow publica el descubrimiento en el último número de 'The Astrophysical Journal Letters'. Los resultados del estudio serán debatidos hoy en la reunión que celebra en Pasadena (California) la Sociedad Astronómica Americana. "No sabemos por qué la estrella encoge", señaló Wishnow, quien afirmó que pese a ello no ha disminuido de forma significativa la luminosidad de Betelgeuse. Según el físico, "aún ignoramos muchas cosas sobre las estrellas, incluyendo lo que ocurre cuando las gigantes rojas se acercan al término de su vida". Los astrofísicos han predicho que Betelgeuse se transformará en una supernova de tipo II y explotará al final de su vida.

Betelgeuse fue la primera estrella en ser medida y aún hoy es una de las pocas que aparece como un disco y no un mero punto de luz a través del telescopio Hubble. Townes, quien cumplirá 94 años en julio, piensa continuar el seguimiento de Betelgeuse con la esperanza de hallar una pauta que explique su reducción de tamaño. Los científicos también esperan poder mejorar la capacidad del ISI con la adición de un espectrómetro para incrementar su precisión. Betelgeuse se encuentra a 640 años luz y su diámetro es de unas 5,5 unidades astronómicas, o unas cinco veces la distancia media entre la Tierra y el Sol.

Según Wikipedia, el nombre de la estrella es una corrupción del árabe "yad al-jawzā", que significa "la mano de Jauza", siendo Jauza una figura mitológica de sexo femenino, inicialmente identificada por los antiguos árabes en el firmamento con Géminis, y posteriormente asociada con la constelación de Orión. Durante la Edad Media, cuando el nombre de la estrella fue transcrito al latín, el carácter arábigo inicial, "Ya" de sonido "y", fue malinterpretado como una "Ba", de sonido "b", debido probablemente a que la escritura árabe permite que "Ya" altere su grafía en los inicios de palabra, y "Yad al-Jauza" se convirtió en "Bedalgeuze". Más tarde, durante el Renacimiento, se especuló entre los eruditos occidentales que el nombre original habría sido "Bait al-Jauza", cuyo significado se pretendía que fuera "hombro de Jauza" en árabe, lo que condujo a la forma actual "Betelgeuse". Ésta fue la primera estrella cuyo diámetro pudo ser medido con exactitud utilizando técnicas interferométricas siendo éste variable y oscilando entre los 290 millones de km y los 480. En su tamaño máximo la estrella se extendería hasta más allá de la órbita de Marte. Su masa es 20 veces la masa del Sol aunque su tamaño es 40 millones de veces mayor. Los astrofísicos predicen que Betelgeuse se convertirá en una supernova de tipo II explotando al final de su vida. Algunos de ellos afirman basándose en la variabilidad mostrada por la estrella que tal explosión podría producirse en un plazo de tiempo muy cercano (en los próximos miles de años). Otros astrofísicos son más conservadores pensando que podría continuar con su actividad actual durante un periodo de tiempo mucho mayor.

Los astrónomos predicen que Betelgeuse se convertirá, finalmente, en una supernova de Tipo II, aunque es posible que su masa sea lo suficientemente baja para dejar tras de sí una rara enana blanca de oxígeno y neón. Hay división de opiniones sobre el tiempo que tardará en ocurrir este evento: aunque Betelgeuse tiene aproximadamente 10 mil millones de años, algunos señalan que la actual variabilidad de la estrella indicaría que está en la fase de quema de carbono de su ciclo de vida y, por lo tanto, explotará en algún punto de los próximos mil años. Los escépticos disienten de este cálculo y creen que la estrella podría sobrevivir mucho más, en torno a los 100 000 años. El evento será en cualquier caso espectacular aunque no está claro si tendrá efectos importantes para la vida en nuestro planeta, al encontrarse Betelgeuse cerca del límite de distancia al cual los rayos cósmicos podrían afectar significativamente a la capa de ozono. El astro brillaría al menos 10.000 veces más que una supernova ordinaria, con la luminosidad de la Luna en cuarto creciente. Algunas fuentes predicen una magnitud máxima aparente a la de la Luna llena, durando varios meses. Sería un punto extremadamente brillante en el cielo, pudiéndose observar inclusive de día. Tras este periodo, iría extinguiéndose gradualmente hasta que, tras meses o tal vez años, fuese inapreciable a simple vista. El hombro derecho de Orión desaparecería hasta que, tras unos pocos siglos, se desarrollara una espléndida nebulosa.

Notablemente, en 1980, un equipo de arqueólogos descubrieron unos informes chinos del siglo I que se refieren al color de Betelgeuse como blanco o amarillo. Sin embargo, Ptolomeo, en un escrito del año 150 de nuestra era, la cataloga como estrella roja (aunque también cataloga a Sirio como roja, pese a que es blanca). Por lo tanto, Fang Lizhi, astrofísico chino, propone que Betelgeuse podría haberse convertido en una gigante roja durante ese período. Se sabe que las estrellas cambian de color al expulsar una capa superficial de polvo y gas (capa que, incluso ahora, puede verse alejándose de Betelgeuse). Así, si esta teoría es cierta, es improbable que Betelgeuse se convierta en supernova en breve, pues una estrella suele mantenerse como roja gigante durante decenas de miles de años.
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