Falleció, a los 88 años, José María Millares Sall, poeta español de las Islas Canarias y que fuera galardonado el pasado mayo con el Premio Canarias de Literatura.
Millares Sall revitalizó la poesía canaria en su colección "Planas de Poesía", que fundó junto a sus hermanos Agustín y Manuel y en donde publicó su gran obra, "Liverpool". Además es autor de una gran cantidad de poemarios, muchos de ellos dedicados a las Palmas de Gran Canaria, su ciudad natal.
Había nacido en el barrio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria en 1921. Miembro de una saga familiar de ideas liberales, inquietudes intelectuales y una gran creatividad artística, combinó su actividad principal, la poesía, con la creación plástica y la música. De formación autodidacta, su juventud estuvo marcada por la Guerra Civil y la dictadura, por la que fue perseguido y encarcelado. Fundador de la mítica “Planas de Poesía” y miembro de la célebre “Antología Cercada”, fue autor de una considerable cantidad de poemarios (algunos aún inéditos) que muestran su especial personalidad poética, a medio camino entre el discurso social y el intimismo, y su enorme versatilidad artística, entre el clasicismo y la experimentación poética.
En su memoria seguían vivos los recuerdos de una época en la que la poesía hizo el milagro de subsistir en medio de la adversidad, mientras parece marchitarse en la actual sociedad del bienestar. En un reportaje de hace diez años, Millares aconsejaba a los jóvenes poetas que "se cultiven en la preceptiva para luego poder soltarse". Y al ser interrogado sobre la censura franquista, recordaba:
“Era feroz. Empecé a escribir prosa y a publicar cuentos y teatro, pero tuve que desistir porque lo tachaban todo. En cambio a la poesía, quizá porque no se leía o porque pensaban que estaba escrita en sánscrito, los censores no le daban mucha importancia. En la época de “Planas”, en octubre del 51 (nunca me puedo olvidar de esa fecha), yo vivía con mis padres en Los Lentiscos en un chalé muy pequeño, y allí me fue a detener la policía a eso de las doce de la noche. Se desplazó de Madrid una brigadilla. Entonces era inspector Roberto Conesa, muy conocido por su manera de interrogar. Un hombre muy cruel y sádico que hizo su aprendizaje con los nazis, con golpes dados en determinadas partes del cuerpo para causar más dolor. A mí me cogieron con otros, y fui el único incomunicado, no sé por qué. Por lo visto mi rostro no le gustaba, porque cuando íbamos en el coche celular de entrada el tal Conesa viene y me dice "qué cojones tienes". Yo no había abierto la boca. Ya en la comida empezaron los golpes y me tuvieron tres día encerrado. Después me pasaron a otra comisaría que era peor, que estaba debajo del nivel del mar. Había tres celdas: dos daban a un patio y la otra estaba al final de un pasillo, que fue donde me metieron a mí. Allí no se veía nada de nada. Entré a ciegas hasta que llegué a un banco de cemento adosado a la pared, donde me senté. No recuerdo nada de cuando dormí o hice las necesidades... Así me tuvieron seis días, en los que no me dieron comida ni agua. Cuando me trasladaron a la cárcel fue como si me llevaran al cielo. Yo pensé que de allí no iba a salir. Después, la censura recibió órdenes de que tanto a mi hermano Agustín como a mí no nos aceptaran nada. Eso no quiere decir que dejáramos de escribir. Creo que escribí todavía más”.
Efectivamente, la clandestinidad azuzó aún más el genio creador de Millares Sall: “En ese tiempo hice una colección mecanografiada clandestina, yo mismo la cosía y la pasaba hoja por hoja con papel barba. En ese tiempo no existía la fotocopia. Hacía diez ejemplares de unas veinte páginas. Cada ejemplar dedicado a un determinado poeta: Celaya, Hierro, Leopoldo de Luis... Todos estaban entusiasmados con aquella colección. Luego salimos con “Antología Cercada”, y eso lo reconoce Vicente Aleixandre. Dijo que nosotros éramos los pioneros del movimiento, y existe una carta que se publicó en el periódico”.
Encontraba, en su universo canario, limitaciones en cuanto a una proyección nacional de la poesía. Y así lo reconocía: “Lo digo desde ahora: esto es un exilio. Para el artista, para el poeta, para el pintor, esto es un exilio. Vivir aquí es como estar exiliado. Todo lo que se puede hacer aquí no sale, y si llega a la Península, no tardan en echarlo a un lado. Yo, que he vivido tanto tiempo en Madrid, me he dado cuenta de que se mira a las Islas Canarias como una cosa lejana, donde se viene a pasar la luna de miel, pero nada más. Lamentablemente, para poder vivir de esto una persona tiene que coger el avión y marcharse fuera. Esa es la triste realidad. Aquí no hay ningún poeta galardonado con premios nacionales”.
Millares Sall ha partido. Pero nos queda su palabra:
LIVERPOOL
Sobre vuestros curtidos rostros de paloma endurecida,
sobre vuestras sonrisas de sal y vino agrio, ya sobre los duros cristales de la niebla,
está mi alma, están mis ojos, amigos,
y sobre el último dolor de la tierra,
y sobre el último dolor de mis manos, tanteando el duro cemento de una puerta vacía,
y sobre la última agonía de las aguas está flotando mi corazón, señores, mi corazón.
Por favor, abridme paso, dejadme cruzar este túnel de plomo,
que quiero ser el primero en llegar con mi sangre a los muelles de Liverpool.
Amigos, vosotros que os perfiláis como aletas de pescado
sobre las últimas esquinas de los buques;
vosotros que de cada rincón saltáis de una bodega a otra
como sapos de azufre ardiendo, como tristes pezuñas de lagarto,
para husmear el rojo carbón de las calderas,
para darle vida al hierro como al alba le dais su fruto,
para darle aliento al agua que se aleja para siempre de la tierra,
del polvo que tanto amáis tras unos ojos,
decidme que puedo soñar en vuestros rostros de ceniza
y en vuestras sucias calles de alquitrán, y en vuestros hogares de nata corrompida,
y echar la raíz de mi sangre como un ancla sobre vuestras jurisdicciones marítimas,
porque además de ser un hombre como vosotros, soy un poeta,
y un poeta es un corazón más sobre la niebla del mundo.
Por favor, abridme paso, que quiero ser el primero en saludar con mi sangre vuestras sonrisas de azufre,
vuestras mujeres de estopa. Por favor, abridme paso.
OBRA POÉTICA
A los cuatro vientos. 1946 / Canto a la tierra. 1946 / Liverpool. 1949 / Ronda de luces. 1950 / Manifiesto de Paz. 1951 / Aire y humo. 1966 / Ritmos alucinantes. 1974 / Hago mía la luz. 1977 / Los aromas del humo. 1988 / En las manos del aire. 1989 / Los espacios soñados. 1989 / Los párpados de la noche. 1990 / Paso y seguido. 1995 / Azotea marina. 1995 / Blanca es la sombra del jazmín. 1996 / Escrito para dos. 1997 / Objetos. 1998 / Sillas. 1999 / Canto abierto (inédito) / El Profesor (inédito) / Texturas Ibéricas (inédito) / Aguafuertes (inédito) / Árbol de la Unidad (inédito) / Cuartos (inédito)
.
Publicado por Alberto Peyrano
Buenos Aires, Argentina
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario