No existe país en el mundo occidental en el cual la más importante actriz de teatro de todos tiempos, no haya dejado huellas de arte y talento. Me refiero a Sarah Bernhardt, excepcional intérprete francesa de obras clásicas, nacida en 1844, y que también intervino en el cine actuando en nueve películas, dos de ellas biográficas.
En su gira por la ciudad de Rio de Janeiro en 1905, protagonizó un lamentable suceso cuando fue atacada sorpresivamente, en la boleteria del teatro, por la actriz Berth Noirmont, resultando esto en un escándalo que hizo las delicias de los periódicos de la época. Además siempre fue omitida la razón del porqué Berth había procedió así (¿envidia? ¿celos?), y la historia nunca fue aclarada del todo. Pero, al dia siguiente, al terminar el cuarto acto de la obra que representaba, Sarah descargó latigazos sobre Berth, generando una intervención policial que finalizó con la partida del grupo con destino a Europa.
El segundo hecho, que es más conocido, ocurrió cuando Sarah, en un descuido, se cayó del escenario, lo cual le dejó como saldo una pierna quebrada, que nunca pudo curar y a la que hubo que amputar posteriormente.
Por lo tanto, la hermosa ciudad de Rio no fue propicia para ella. Sarah, por supuesto, nunca dejó de actuar, aun estando en silla de ruedas, y sin haber perdido jamás ni un poco de su fama y de su gloria.
Publicado por Luiz Carlos Silva Pereira
© Rio de Janeiro, Brasil
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