sábado, 27 de junio de 2009

OMAR NARVÁEZ OVACIONADO



El invicto chubutense Omar Narváez (50,800) retuvo por decimosexta vez en forma consecutiva su título mundial mosca OMB al noquear al mexicano Omar Soto (50,300) en el undécimo round y recibir otra ovación en un mítico Luna Park que se pobló para ratificarle confianza y admiración.

Un recto profundo de zurda hizo zapatear al oriundo de Hidalgo, pero luego llegó la combinación definitiva de manos para ponerle a la medianoche del viernes el broche que esperaba la exigente afición que concurrió al Palacio de Corrientes y Bouchard.

Con esa definición terminó de convertirse en lucido el nuevo éxito del trelewense que hace tiempo se convirtió en el ídolo y en el boxeador más querido por los argentinos de todos los que continúan en actividad.

El Huracán, el primer argentino de la historia en ser reconocido como supercampeón, batió un nuevo récord entre sus compatriotas, ya que ante el azteca afrontó su decimoséptima pelea mundialista y así superó la marca que compartía con Juan Martín Coggi y Santos Benigno Laciar.

Tal como se preveía, el patagónico fue ampliamente superior a su desafiante, a tal extremo que el cetro en ningún momento corrió peligro. Como si fuera poco la diferencia entre uno y otro protagonista, al visitante se le descontó un punto en el octavo asalto debido a la utilización de la cabeza en forma antirreglamentaria.

Narváez ganó todos los rounds, a pesar de que no arriesgó mucho al comienzo, cuando simplemente le metió una presión posicional al desafiante y desde ahí lo anticipaba o lo contragolpeaba, cambiando por momentos de guardia para conseguir otro argumento ofensivo.

Al mexicano se lo vio fuerte y resistente, pero demasiado lento para el anfitrión, quien desde un primer momento fue el dominador de las acciones. El combate ganó en intensidad a partir del cuarto round, cuando Narváez le agregó agresividad a su presión y empezó a desarrollar un boxeo más ofensivo, favorecido por la chatura del nivel del rival.

Parecía desde temprano que la única esperanza que le quedaba al retador conistía en colocar una mano que le permitiera quitarle al sureño un reinado que ya está por cumplir siete años de vigencia.

Del cuarto al noveno round, ante un adversario ya desmoralizado, Narváez se concentró simplemente en no recibir golpes, en seguir sumando puntos en las tarjetas sin hacer un desgaste muy grande, tratando de contentar al público con su juego de piernas, los esquives que nacen de su cintura y el lanzamiento de impactos variados y precisos.

Sin embargo, en el tramo final del combate, al campeón se lo vio sin la vitalidad habitual, es decir, sin el respaldo de una preparación física ideal. De todos modos, en el penúltimo episodio llegó la definición que sirvió para coronar la jornada.

Como era lógica, ante semejante diferencia de capacidad, Soto terminó sobre el tapiz y Narváez volvió a sacarle brillo a su condición de rey imbatido, con 30 triunfos (19 precipitados) y dos empates.

"Me decían que lo ataque, que estaba cansado, pero sabía que iba a chpocar con una cabeza o un voleo. Por eso, esperé el momento", explicó luego el "supercampeón".

El púgil chubutense reveló que no va a haber descanso después de la gran victoria, ya que se está por arreglar una pelea en México con "un pibe que anda muy bien" de ese país.

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