domingo, 28 de junio de 2009

La Inquisición por ©Domingo Chacón

En la historia de la humanidad, ese acontecer del paso del hombre y la mujer por el tiempo y el espacio, han ocurrido fenómenos históricos esclarecedores y luminosos; uno de esos periodos fue el bien llamado renacimiento. Durante los siglos XV y XVI, un gigantesco paso de la civilización hacia el conocimiento y el arte, la cultura en su más alta manifestación.

La invención de la imprenta y el arte del grabado, fueron impulso vital. El renacimiento en Italia es: Ariosto, Maquiavelo, Tasso, Brunelleschi, Donatello, Fra Angelico, Leonardo Da Bici, Rafael, Miguel Angel, Bramante, Masaccio, Piero de la Francesca, Mantenga, Boticelli, Petrarca, Etc. Francia: Rabelais, Ronsard, Montaigne. España: la pintura de Juan de Juanes, de Pedro Berruguete, es Garcilazo de la Vega, Fray Luis de León. Otras luces: Francis Bacón, Kepler, Galileo, Copérnico, Erasmo de Rótterdam, los Medici, Florencia, Europa entera.

Como contraparte a este fenómeno, una paradoja oscura y terrible marca un transcurrir de siete siglos, un retroceso en el humanismo que debía acompañar cualquier tipo de evolución. El concepto sagrado de la libertad, el derecho a la libre expresión, el libre albedrío fue coartado por el poder de la iglesia. Quizás el poder eclesiástico se sintió amenazado, por el fantasma de sus mismas limitaciones, e incurrió en crímenes de lesa humanidad en el nombre de Dios, Cristo, el Papa y Iglesia, para este fin fue creada una institución que, aun hoy a luz de nuestras alboradas inspira horror. Su nombre inquisición y su hijo predilecto El Santo Oficio, que nació en 1542, para la defensa de la fe, y desde 1965 lleva el nombre de: Congregación para la doctrina de la Fe.

Orígenes.
El concilio de Verona 1183, estableció los incipientes cimientos de lo que más tarde se conocería como Inquisición. Creada por el pontificado de la edad media, con el único fin de localizar, perseguir, procesar y sentenciar a las personas acusadas de herejía. En los orígenes de la iglesia la pena mayor por herejía era la excomunión.

Con el advenimiento del cristianismo como religión estatal en el siglo IV, los herejes fueron considerados como enemigos del Estado. La inquisición como tal no se constituye hasta el año de 1231, con los estatutos –Excommunicamus- del Papa Gregorio IX. Dicho documento redujo la responsabilidad de los obispos, sometió a los inquisidores bajo la potestad del pontificado, y estableció las sanciones y castigos. Los cargos de inquisidores fueron adjudicados a los franciscanos y dominicos, la razón que se aducía, era la de su mejor preparación teológica y su rechazo a las ambiciones mundanas.

Los inquisidores eran nombrados directamente por el papa, eran los responsables de cada tribunal, y tenían a su disponibilidad, asistentes, notarios, policías y asesores, disponían de un poder ilimitado, hasta tal punto, que tenían potestad de excomulgar a reyes y príncipes.

Restringida en sus principios a Alemania y Aragón, la nueva institución entró en vigor en el conjunto de la iglesia, aunque no funcionó por entero en algunas regiones de Europa. El rasgo principal de la inquisición, jurisdicción que se aplicó con represión, excesos y rigurosidad extrema, a los delitos de herejía, apostasía, brujería, y de magia, consistía en el secreto más absoluto de la información judiciaria, este procedimiento violaba abiertamente la libertad de conciencia y desde luego era contraria al espíritu mismo del cristianismo.

Procedimientos.
Los inquisidores se establecían por un periodo de semanas o meses en alguna plaza de alguna región, donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por su propia iniciativa, quienes lo hacían por voluntad propia se les imponía penas menores. Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, los acusados recibían una declaración de cargos.

Durante muchos años se ocultó la identidad de los acusadores, pero el Papa Bonifacio VIII, abolió esta práctica, ya que los acusados bajo juramento estaban obligados a responder a todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos era suficiente para probar la culpabilidad del reo. En 1251 el papa Inocencio IV, autorizo el uso de la tortura, para extraer la verdad de los sospechosos.

Los castigos y sentencias para los culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final del proceso. Los castigos consistían, (claro está después de haber pasado por las sesiones de tortura), en: peregrinaciones, un suplicio publico, una multa, cargar una cruz, confiscación de los bienes, la cárcel, la prisión perpetua o la muerte en la hoguera.

El Santo Oficio.
Alarmados por la difusión del protestantismo y su penetración e Italia, en 1542 el papa Pablo III, haciendo caso a reformadores como Pedro Carafa, estableció en Roma, La Congregación de la Inquisición, conocida también como: Inquisición Romana o El Santo Oficio. Seis cardenales incluidos Carafa, constituyeron el conclave, cuyos poderes abarcaban toda la iglesia. Mientras la inquisición medieval, se ocupaba principalmente de las herejías y todas sus implicaciones, El Santo Oficio se ocupo de la ortodoxia y reglas.

Durante los primeros doce años la actuación del Santo Oficio se redujo particularmente a Italia. Cuando Carafa se convirtió en el Papa Pablo IV en 1555, emprendió una feroz persecución que incluía a obispos y cardenales. Encargó a la congregación que elaborara una lista de libros que atentaban contra la moral y la fe. Aprobó y publicó El Primer Índice de Libros Prohibidos en 1559, la ultima edición del índice salió a la luz en 1948, en 1966 el pontificado anuncia que no se publicarían nuevas ediciones, y que el catálogo actual ya no era vinculante. Se retiro la pena de excomunión por leer los libros del índice.

Como todo exceso en la historia, por accidente o causalidad, Dios promueve sus testigos de cargo, o descargo de los excesos, o limitaciones, de los hombres creados, y surgen como profetas, o demonios, personajes, que causan asombro por su papel en los acontecimientos, para bien o para mal, en su descargo sólo puede existir misericordiosamente el beneficio de la duda. Las dudas a veces persisten. O habrá que preguntarse como Nietzche. “Dios es una equivocación del hombre o el hombre es una equivocación de Dios”

Tres hombres de la iglesia.
Ciegos en su fe, o aferrados a la idea de que eran los protagonistas escogidos por Dios, para salvar a la iglesia de las herejías y de lo apostatas, o simplemente víctimas de una infeliz circunstancia, tres actores tristemente celebres marcaron parte de la historia de la inquisición, abonando la tragedia con su sangre o con el olvido insensato de su propia alma y de su espiritualidad.

Tomas de Torquemada. (1420-1498).
Monje español llamado el gran inquisidor, famoso por su fanatismo y su implacable, y férrea administración de la inquisición. Nació en Valladolid, en 1542 fue nombrado prior del monasterio De Santa Cruz en Segovia, y desde 1472 confesor de los reyes católicos Fernando e Isabel. Por recomendación de la reina, obtuvo el cargo de Inquisidor General en Castilla y en 1487 fue elegido como gran inquisidor para toda España por el Papa Inocencio VIII. Su fanatismo y celo religioso lo hicieron creer que los no católicos eran los enemigos y la gran amenaza, cuya finalidad era destruir la iglesia, por lo que utilizó el recurso de la inquisición de una forma atroz para perseguir a judíos, moros, (no conversos procedentes del judaísmo), protestantes, apostatas; usó la tortura a una escala abrumadora para conseguir declaraciones y pruebas, e implantó una persecución delirante a delitos que incluían la herejía, la brujería, la bigamia y la usura; cerca de 2000 personas fueron quemadas en la hoguera, y otros miles fueron perseguidos, acusados y sentenciados víctimas de la administración de este servidor de la iglesia. Torquemada sirvió de apoyo en la expulsión de los árabes en 1492, retirado ese año de sus funciones por problemas delicados de salud, murió en Ávila un 19 de septiembre de 1498.

Girolamo Savonarola. (1452-1498)
Nacido en Bolonia, Italia el 21 de septiembre, dentro del seno de una muy noble familia, ingresó a los dominicos en 1474, hizo su aparición como predicador en el priorato de San Marcos, en sus sermones era común su insistencia en los pecados de la sociedad, atacó de manera frontal a la corrupción y a las facciones aristocráticas encabezadas por los Medici, granjeándose enemistades poderosas; en 1493 el papa Alejandro VI, lo nombró vicario general, le fue aprobada su reforma de modificar la orden de los dominicos en Toscana. A partir de entonces sus discursos tomaron un marcado cariz político, en 1494 en uno de sus discursos vaticinó la llegada de los franceses bajo el mando de Carlos VIII; cuando esta predicción se cumplió, su prestigio se elevó de una manera notable, al salir los franceses de Florencia, se había creado una república de la que fueron excluidos los Medici, él se convirtió en su guía. Según sus ideas Florencia se iba a convertir en un modelo de estado cristiano, y puso en práctica severas medidas para la represión del vicio. Ni siquiera el papa Alejandro VI se vio libre de sus denuncias; éstas junto a la atribución de poderes sobrenaturales de adivinación y profecía y su interpretación extravagante de las santas escrituras disgustaron a Roma, y en 1495 fue acusado de herejía; al no presentarse al Vaticano se le prohibió predicar, se negó terminantemente a obedecer y pese a los intentos de conciliación del papa, ignoró cualquier orden impartida por Roma. En el punto crítico de la lucha, en 1497 llegó una orden de excomunión, la declaró nula públicamente. Durante una epidemia de peste que asoló la ciudad, y pese a no poder practicar servicios religiosos, se dedicó a atender a los enfermos y aplicar los santos óleos a los moribundos. Por tal actuación en 1498, fue declarado culpable de herejía y prácticas y enseñanzas sediciosas y condenado a muerte. El 23 de mayo de 1498 fue ejecutado en la hoguera.

Giordano Bruno. (1548-1600)
Filósofo y poeta renacentista italiano, nacido en Nola, Nápoles. Ingresó a la orden de Los predicadores, con estos frailes estudió filosofía aristotélica y la teología tomista, pensador brillante, independiente y de espíritu atormentado abandonó la orden en 1576 para evitar un juicio por desviaciones doctrinales; a partir d ese momento empezó una vida errante. Visitó Génova, Toulouse, París y Londres, donde vivió entre 1583-1585; fue un periodo de gran productividad, escribió durante 1584: La cena de las cenizas, Del universo infinito y los mundos, el diálogo La causa, el principio y el uno; En 1585 escribe: Los furores heroicos, donde ensalza un amor platónico que lleva el alma a Dios a través de la sabiduría. En 1558, regresa a Paris, luego viaja a Marburgo, Wittemberg, Praga, Helmstedt y Frankfurt, donde pudo imprimir la mayor parte de su obra. Por invitación de su tutor el noble veneciano Giovanni Moncenijo, Bruno regresa a Italia en 1592, por desavenencias con su tutor éste lo denuncia ante la inquisición que le acusa de hereje, fue encarcelado durante mas de 8 años, mientras se preparaba su proceso donde al final se le acusaba de blasfemo, inmoral y hereje. Bruno se negó a retractarse y en consecuencia fue quemado en una pira que se levantó en Campo de Fiori, Roma, era el 17 de mayo de 1600. En el siglo XIX en el lugar de su inmolación se levantó una estatua dedicada a la memoria del mártir, ejemplo de dignidad inquebrantable y la creencia en la libertad del pensamiento y del espíritu. La muerte de Giordano Bruno se debió a sus creencias, sostenía que: “El universo era infinito, que Dios es el alma del universo y que las cosas materiales no son más que manifestaciones de un único principio infinito” .
© Domingo Chacón
La Victoria, Venezuela
Imagen: Dibujo perteneciente a la serie "Los caprichos" de Francisco de Goya y Lucientes.
Damos la bienvenida a NOTIBAR y nuestro agradecimiento a Domingo Chacón. Gracias Domingo! (Dj y el staff)
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