Falleció en Milán el artista plástico argentino, Gran Premio de Honor del Salón Nacional de Grabado 1971.
El viernes 5 de febrero falleció en el Hospital Sacco, de Milán, Italia, el gran artista plástico argentino Julio Paz.
Había nacido en Avellaneda, en 1939, y residió en Quilmes desde 1949 hasta 1976, año en que partió al exilio después de haber sido amenazado de muerte en su lugar de trabajo, la Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel, de la ciudad Quilmes.
Diseñador gráfico, dibujante, grabador y pintor su obra recibió innumerables premios nacionales e internacionales: Salón Internacional de Grabado de Biella, Italia, en 1992: VIII Internacional de Arte Gráfico en Berlín, República Democrática Alemana, en 1987; Medalla de Honor en la IV Exhibición Internacional de Arte Gráfico en Lodz, Polonia, en 1985; Premio Internacional de Grabado, en Japón, en 1885, entre otros.
Expuso en museos y galerías de nuestro país y el exterior: Museo Municipal de Artes Visuales de Santa Fe; Museo Provincial de Bellas Artes de Tucumán; Museo Municipal de Artes Visuales de Quilmes; Langsan Gallery, de Armandale, Australia; Galería Arte Vigente, Caracas, Venezuela; Academia de Bellas Artes, de Brera, Milán; Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Bs. As., Argentina; Café Paz, en Kulturhaus Mitte, Berlín, Alemania; Museo de Historia de la Ciudad de Lodz, Polonia; por nombrar sólo algunas de las instituciones que mostraron su trabajo.
Poseen sus obras los museos de Arte Contemporáneo, de Artes Plásticas Eduardo Sívori, del Grabado, de Arte Moderno, Nacional de Bellas Artes, en Buenos Aires, y distintos museos del interior del país. En el exterior disponen de obras de Julio Paz: el Museo Nacional de Bellas Artes de La Paz, Bolivia; el Museo de Arte Gráfico Moderno de El Cairo, Egipto; la Biblioteca Nacional de París, Francia; el Museo del Libro y la Escritura de Liepzig, Alemania; Museo del Grabado Latinoamericano de San Juan, Puerto Rico; y distintas instituciones y colecciones privadas del país y el mundo.
Su obra transmite la búsqueda quimérica de los sueños incumplidos del humanismo latinoamericano. Fiel a su época, registra los hechos más crudos de nuestra realidad sin ceñirse a un anecdotario cronológico sino que se adentra en nuestros problemas con una crítica sutil a la insensibilidad y el individualismo. El color es un elemento que Julio Paz ha manejado con visible talento y con una fuerza que trasmite siempre esperanza y calidez.
La literatura fue uno de los ríos que alimentó su trabajo artístico, desde la serie de “Los inventos” donde recreaba los más vulgares objetos de nuestra cotidianeidad, como un Verne sudamericano, hasta sus retratos de Onetti, con quién compartió una larga noche en Montevideo y Cortázar, a quién conoció en el exilio.
El Luna Park, Gardel, los pugilistas, los circos sin nombre, las Madres de Plaza de Mayo, sus alusiones a Quilmes y Bernal, los lugares en los que fue feliz, aparecen en su obra una y otra vez, como si nunca hubiera partido definitivamente del país que lo expulsó y no supo, todavía, recuperarlo.
El viernes 5 de febrero falleció en el Hospital Sacco, de Milán, Italia, el gran artista plástico argentino Julio Paz.
Había nacido en Avellaneda, en 1939, y residió en Quilmes desde 1949 hasta 1976, año en que partió al exilio después de haber sido amenazado de muerte en su lugar de trabajo, la Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel, de la ciudad Quilmes.
Diseñador gráfico, dibujante, grabador y pintor su obra recibió innumerables premios nacionales e internacionales: Salón Internacional de Grabado de Biella, Italia, en 1992: VIII Internacional de Arte Gráfico en Berlín, República Democrática Alemana, en 1987; Medalla de Honor en la IV Exhibición Internacional de Arte Gráfico en Lodz, Polonia, en 1985; Premio Internacional de Grabado, en Japón, en 1885, entre otros.
Expuso en museos y galerías de nuestro país y el exterior: Museo Municipal de Artes Visuales de Santa Fe; Museo Provincial de Bellas Artes de Tucumán; Museo Municipal de Artes Visuales de Quilmes; Langsan Gallery, de Armandale, Australia; Galería Arte Vigente, Caracas, Venezuela; Academia de Bellas Artes, de Brera, Milán; Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Bs. As., Argentina; Café Paz, en Kulturhaus Mitte, Berlín, Alemania; Museo de Historia de la Ciudad de Lodz, Polonia; por nombrar sólo algunas de las instituciones que mostraron su trabajo.
Poseen sus obras los museos de Arte Contemporáneo, de Artes Plásticas Eduardo Sívori, del Grabado, de Arte Moderno, Nacional de Bellas Artes, en Buenos Aires, y distintos museos del interior del país. En el exterior disponen de obras de Julio Paz: el Museo Nacional de Bellas Artes de La Paz, Bolivia; el Museo de Arte Gráfico Moderno de El Cairo, Egipto; la Biblioteca Nacional de París, Francia; el Museo del Libro y la Escritura de Liepzig, Alemania; Museo del Grabado Latinoamericano de San Juan, Puerto Rico; y distintas instituciones y colecciones privadas del país y el mundo.
Su obra transmite la búsqueda quimérica de los sueños incumplidos del humanismo latinoamericano. Fiel a su época, registra los hechos más crudos de nuestra realidad sin ceñirse a un anecdotario cronológico sino que se adentra en nuestros problemas con una crítica sutil a la insensibilidad y el individualismo. El color es un elemento que Julio Paz ha manejado con visible talento y con una fuerza que trasmite siempre esperanza y calidez.
La literatura fue uno de los ríos que alimentó su trabajo artístico, desde la serie de “Los inventos” donde recreaba los más vulgares objetos de nuestra cotidianeidad, como un Verne sudamericano, hasta sus retratos de Onetti, con quién compartió una larga noche en Montevideo y Cortázar, a quién conoció en el exilio.
El Luna Park, Gardel, los pugilistas, los circos sin nombre, las Madres de Plaza de Mayo, sus alusiones a Quilmes y Bernal, los lugares en los que fue feliz, aparecen en su obra una y otra vez, como si nunca hubiera partido definitivamente del país que lo expulsó y no supo, todavía, recuperarlo.
Su última gran muestra antológica “La mano que…” tuvo lugar en el Palazzo Reale de Milán, en mayo de 2008, coincidiendo con la celebración de la Semana Argentina en Milán. Una vez más Julio Paz dio muestras de su talento compositivo con pinturas y grabados que volvieron sobre sus temas de siempre, el amor, la patria lejana, la soledad, y el arte. Como si Van Gogh, Chagall, Frida Kahlo, Gauguin, Goya, alimentaran aún su solitario, inconfundible, noble camino hacia una belleza que, no sabía, ya había encontrado muchos años atrás.
Texto de Claudio L. Pérez difundido por la escritora Marga Mangione, a quien agradecemos su gentileza al hacernos saber de esta lamentable pérdida para las artes argentinas.
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