viernes, 2 de octubre de 2009

REFLEXIONES DE UN ACTOR VIII: (Algo huele mal en…) por Adrián Di Stefano


Es realmente notable como capta esta gente la preocupación del pueblo. La sociedad toda pedía a gritos la modificación de la ley de medios. No podía pasar un día más sin que resolviera ese problema fundamental. O que mi hijo pueda fumar un porro. O la re estatización de lo que se había privatizado o que nos podamos distraer con futbol por TV a cada hora y si pagar.

Qué suerte y qué alegría que no tenemos problemas de salud, de educación o de inseguridad! Qué buena noticia que no haya desnutrición, que la fiebre o el dengue no mate más a nadie…

Qué desagradable impotencia!

Si yo pagaba un alquiler, hace tres años, mil quinientos pesos y ahora pago tres mil quinientos ¿qué incremento tuvo? La elemental matemática me dice: el 133%, con algo más. ¿Cuánto fue la inflación oficial de estos tres años? El 30%. Un poco más o un poco menos. Algo no esta bien. ¿Cuánto pagaba la luz, el gas, subsidiado o castigado? ¿Cuánto pagaba la nafta, la leche o el pan...?

Pero, ¿qué nos pasa? Yo puedo mentir sobre un escenario. Me preparé como actor para eso. Pero es para hacer creíble una fantasía. Esto no es ficción. Me pasa todos los días en la vida real.

¿Hasta cuando va a ser creíble una mentira y desconfiada la verdad? Una vez más el Teatro, ese espejo de la realidad, nos titula el fiel reflejo de la perversidad. Y así “La Verdad sospechosa” nos lleva a pensar que pesas “Los Intereses Creados” de la cual somos meros espectadores en el que no podremos intervenir sino riéndonos como imbéciles de nuestras propias debilidades y defectos y sin poder ver ninguna de nuestras virtudes, hasta hacernos creer que no las tenemos.

Ahora bien ¿por qué sigue en cartel esta obra tan mal interpretada, de argumento inconsistente y puesta en escena decadente y llenamos la Sala para alimentar el ego y el bolsillo de quien no se lo merece? ¿Podemos elegir otra propuesta? Sólo si abrimos los ojos para ver. Si aprendemos a mirar y escuchar lo que debemos y no lo que nos dicen. ¡Esa es la libertad! La que tendremos que aplicar. ¿O no la queremos disfrutar?...

Ref: “Los intereses creados” (Obra teatral de Jacinto Benavente) // “La verdad sospechosa” (Obra teatral de Juan Ruiz de Alarcón).

Publicado por Adrián Di Stefano
Buenos Aires, Argentina
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