martes, 19 de enero de 2010

EL GALEON QUE NO ES GALEÓN : DE PUERTO MADERO A LA BOCA



Los restos del buque del siglo XVIII hallado en Puerto Madero a fines de 2008 serán trasladados a La Boca. Un grupo de arqueólogos argentinos comenzarán los trabajos de preparación para la relocalización de la nave y su posterior reenterramiento. El buque mercante fue descubierto el 29 de diciembre de 2008, en un área donde se construye un complejo edilicio.

El descubrimiento de la nave, durante una excavación para una obra en el Dique 1 de Puerto Madero, fue bautizado como "Pecio Proyecto Zencity", y uno de sus responsables es Javier García Cano.

Este arqueólogo destacó que el barco "deberá ser enterrado nuevamente bajo una cantidad de condiciones técnicas, para poder conservar de la mejor manera el material que deberá ser sometido a un proceso de monitoreado".

García Cano aclaró que la embarcación "no es un galeón", como se difundió en un principio en los medios de comunicación, sino que "se trata de un buque mercante de travesía oceánica de tamaño mediano, de origen español, y data aproximadamente del siglo XVIII".

"Los galeones -insistió- son de otra época y difieren significativamente de lo que es un buque mercante. Es como confundir un gato con un tigre".

Sobre el proyecto, añadió que "se están haciendo estudios por muestreo de la madera y relevamientos tridimensionales que aportaron datos sueltos, los cuáles ayudarán a reconstruir bien el origen del buque y de su cargamento".

El barco fue descubierto a una profundidad de ocho metros en paralelo a la calle Pierina Dealessi, donde se construye un complejo edilicio. Debido a que el terreno donde está el buque tiene dueño, el Ministerio de Cultura porteño, a cargo de los gastos para proteger este hallazgo arqueológico, considerado el más importante de la ciudad, le asignó otro predio en Barraca Peña, pegado al Riachuelo, en La Boca.

García Cano destacó que "ese lugar permite hacer una excavación de 22 metros de largo para poder reenterrar el barco y de esa manera conservar el material, debido a que las técnicas para mantener la madera en el ambiente no son definitivas".

El arqueólogo señaló que "lo más importante en las tareas de izado es obtener las piezas lo más intactas posibles" y estimó que el preparado del barco para ser levantado y trasladado a su nuevo lugar mediante un sistema de plumas metálicas "demandará 60 días como mínimo".

"La totalidad de la colección de los objetos excavados pertenecientes al buque están siendo restaurados, clasificados y estudiados en un laboratorio", puntualizó el profesional. La intención de las autoridades de Cultura es que esos objetos, entre los que figuran cañones, cerámicas de distintos tamaño y huesos, se puedan exhibir con su historia correspondiente.

Los otros responsables del "Pecio Proyecto Zencity", que trabajan junto a García Cano, son los arqueólogos Mónica Valentini y Marcelo Weissel.

Los restos del barco fueron encontrados por obreros que trabajaban en la construcción de un complejo de cuatro torres, quienes luego de excavar unos siete metros, a unos diez metros de la calle Juana Manso, se toparon con piezas metálicas y trozos de maderas.

Los trabajadores utilizaron sólo palas para descubrir esas piezas y, ante la sospecha de que fueran restos arqueológicos, dieron aviso a la Dirección de Patrimonio Histórico de la ciudad de Buenos Aires.

En ese momento, el arqueólogo Marcelo Waisel señaló que en el marco de los trabajos que se realizaban en Puerto Madero, "esperábamos encontrar algo, porque es una zona rica en historia", ya que antes habían hallado fósiles de animales y humanos.

Lo primero que salió a la luz fueron cinco cañones, dos grandes tinajas que se utilizaban para guardar aceite de oliva, una soga, cuerdas, trozos de cuero, otras vasijas y ramas de árboles.

El ministro de Cultura de la ciudad, Hernán Lombardi, puntualizó oportunamente que "puede haber un nivel de controversia en relación a quién le corresponden estos restos desde el punto de vista jurídico, pero la idea es que el barco sea exhibido cerca del río para los vecinos y turistas".

Según una de las primeras notas publicadas por el diario Clarín hace un año, en el horizonte había apenas un villorrio, casas de adobe y piedra, calles de tierra y una barranca. Algunos historiadores aseguran que en aquella Buenos Aires de mediados del siglo XVIII no había más que 27.000 habitantes. Y todavía faltaban algunos años para que esa aldea que se divisaba desde el Río de la Plata se transformara en la Capital del Virreinato. Cargado de mercadería y con cuatro cañones a bordo, un galeón -probablemente español- navegaba hacia la costa cuando su casco impactó contra un obstáculo, quizá un banco de arena. Tal vez ese golpe le puso fin a un viaje de miles y miles de kilómetros. Terminó varado frente a las costas y allí pasó más de 200 años, sepultado debajo del Antiguo Puerto Madero -que le ganó tierras al río y se construyó entre 1887 y 1897- y luego debajo del Dique 1, en el nuevo Puerto Madero.

La nave pudo haber terminado como cimiento de un shopping, de un estacionamiento subterráneo o de un edificio de viviendas de lujo. Pero el 30 de diciembre el galeón asomó sus cañones y quedó a la vista uno de los hallazgos más importantes de la historia porteña, un tesoro que permitirá conocer parte de la historia de la Ciudad.

El hallazgo del galeón deparó una sucesión de sorpresas. Enterrados a un promedio de ocho metros por debajo del nivel de la calle Juana Manso, primero aparecieron los cañones, parte del casco y vasijas; luego más vasijas de múltiples formas, platos, tazas, piedras que se usaban para el lastre, trozos de mayólicas, toneles, cerámicas indígenas, pipas para tabaco, cabos y sogas con diferentes trenzados. También objetos que conformaban la estructura del casco: flejes, pernos, clavos y zunchos. Y el miércoles, el día que Clarín recorrió la zona del hallazgo, encontraron una roldana y un hacha.

Todos los objetos tienen diferentes grados de conservación, pero algunos están tan deteriorados que los colocan en cajones con agua. Y el estudio de cada uno de los fragmentos de esta nave le permitirá a los arqueólogos reconstruir una historia que aún tiene muchos interrogantes y algunas certezas. Por ahora, los arqueólogos usan el modo potencial para referirse a todo lo que rodea al hallazgo: "Creemos que podría ser una nave de un porte mediano, española y que pudo haberse construido antes del 1750. Sabemos que quedó varada a 41 grados y encontramos en el casco un gran golpe que pensamos que puede ser el que la hizo encallar", explicó Weissel, quien dirige el programa "Historia bajo las baldosas". También analizarán el lodo que hallaron adentro de las vasijas para saber que contenían.

Publicado por DJ
Buenos Aires, Argentina
Fuentes: Telam y clarín
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