martes, 12 de julio de 2011

Los 450 años de una Catedral




Google recuerda hoy en su página principal el 450º aniversario de la Catedral de San Basilio de Moscú, un templo ortodoxo localizado en la Plaza Roja de esa ciudad. Es conocida mundialmente por sus cúpulas en forma de bulbo (acebolladas) y está ubicada en pleno centro neurálgico del país más grande del mundo.

La construcción de la catedral fue ordenada por el zar Iván el Terrible para conmemorar la conquista del Janato de Kazán, y se realizó entre 1555 y 1561. En 1588 el zar Fiodor Ivanovich ordenó que se agregara una nueva capilla en el lado este de la construcción, sobre la tumba de San Basilio el Bendito, santo por el cual se empezó a llamar popularmente la catedral.

El templo se encuentra en el extremo sureste de la Plaza Roja, justo frente a la Torre Spasskaya del Kremlin y la Iglesia de San Juan Bautista en Dyákovo. El concepto inicial era construir un grupo de capillas, cada una dedicada a uno de lo santos en cuyo día el zar ganó una batalla, pero la construcción de una torre central unificó estos espacios en una sola catedral. En realidad no es un solo templo sino 9 iglesitas adosadas, apiñadas unas a otras. Y no siempre tuvieron esa forma.

La leyenda dice que el zar Iván dejó ciego al arquitecto Póstnik Yákovlev para evitar que proyectara una construcción que pudiera superar a ésta, aunque parece claro que no se trata más que de una fabulación, ya que Yákovlev participó, pasados unos años, en la construcción del Kremlin de Kazán.

San Basilio se salvó milagrosamente de muchos intentos de destrucción por parte de varios enemigos, como Napoleón (quien quiso destruirla ante la imposibilidad de llevarla a París) o de Kaganovich, un colaborador de Stalin, que sugirió su demolición y que afortunadamente tampoco tuvo éxito. El arquitecto P. Baranovsky amenazó con quitarse su vida si se destruía el edificio, lo cual hizo que Stalin desistiera, y que hasta la actualidad podamos disfrutar de esta gloria arquitectónica.

La Catedral es hoy en día una filial del Museo Histórico, y se le han hecho trabajos de reparación a fin de que los visitantes puedan verla en todo su esplendor. Su interior contrasta con su exterior, ya que es mucho más modesto en su decoración, y conserva un ambiente más íntimo y austero, basado en la iluminación tenue y los diseños florales en tonos pastel, aunque a sus visitantes les quitará el aliento el iconoclasto de oro de la capilla central, junto a las pinturas de la Virgen y Su Hijo.


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